Estoy un poco conmocionado por todo lo acontecido ayer.
Más allá de las opiniones de cada uno, se esté a favor o no de la independencia, quiero resaltar la defensa de los valores democráticos que se hizo ayer. La defensa de una democracia pacífica, en la que, mediante la desobediencia se trató de hacer lo más elemental en una democracia, que la opinión del pueblo fuera quien decide el devenir de un país. He visto muchos intentos por llevar este debate para ver quién es más malo, si Rajoy por hacer cumplir la ley, y al que le hemos obligado a hacer esto o Puigdemont y los suyos que se habían empeñado en hacer un Referéndum ilegal que atenta contra los valores democráticos. Creo que mucha gente no se entera de la película, lo realmente importante aquí no es Rajoy ni Puigdemont. Lo importante es que millones de personas han salido a la calle para hacer valer su voluntad por encima de todo. Ayer no fue un día en el que se luchaba por la independencia, se luchaba por el derecho a votar, y lo ganó la gente que quería votar y lo hizo por sus santos cojones, porque querían hacerlo y les daba igual las amenazas y lo que fuera que quisiera hacer Rajoy para conseguirlo. Lo ganaron aquellas personas que durmieron en los colegios, los que hicieron resistencia pacífica, los que se ayudaron unos a otros hasta el final, para que esta votación pudiera salir adelante. Lo ganó mi amigo que votó no, mi padre que votó sí, y la mujer de mi padre y su amiga (votando Sí y No, respectivamente) fundidas en un abrazo tras haberse realizado el recuento con éxito. En definitiva, lo ganamos todos, porque así lo quisimos.
Por otro lado, hasta los cojones de la España del a por ellos, de la España que nos quiere pero nos quiere sometidos. Esa España que nunca se va a molestar en amar realmente al país de todos y que ama únicamente al país que a el le gusta. Eso no es ser patriota, eso es ser un mierdas, y por gente así, es por lo que el independentismo ha crecido tanto. Se han destapado como la escoria que son, escoria que se alegraba de ver todo lo que se llegó a ver ayer, qué veían comprensible pegar palos a gente que protestaba de forma pacífica. Ahí os cunda vuestra unidad de España, de esa España que tanto os gusta a vosotros y que tanta vergüenza está generando.
Quisiera destacar a la otra España también. Todas esas personas que pese a poder ver de otro modo lo que está aconteciendo aquí (a nivel político), condenan la violencia ejercida contra personas pacíficas, esas personas que reniegan del a por ellos, que hoy sienten una profunda vergüenza de su presidente y de sus cuerpos policiales. Supongo que con vosotros sí que podría haber diálogo. Es una pena que la España de los referéndums que atentan contra la democracia esté tan extendida y ostente tanto poder, por ellos, y no por vosotros, es por lo que apoyo todo este proceso. Estoy cansado.
Más allá de las opiniones de cada uno, se esté a favor o no de la independencia, quiero resaltar la defensa de los valores democráticos que se hizo ayer. La defensa de una democracia pacífica, en la que, mediante la desobediencia se trató de hacer lo más elemental en una democracia, que la opinión del pueblo fuera quien decide el devenir de un país. He visto muchos intentos por llevar este debate para ver quién es más malo, si Rajoy por hacer cumplir la ley, y al que le hemos obligado a hacer esto o Puigdemont y los suyos que se habían empeñado en hacer un Referéndum ilegal que atenta contra los valores democráticos. Creo que mucha gente no se entera de la película, lo realmente importante aquí no es Rajoy ni Puigdemont. Lo importante es que millones de personas han salido a la calle para hacer valer su voluntad por encima de todo. Ayer no fue un día en el que se luchaba por la independencia, se luchaba por el derecho a votar, y lo ganó la gente que quería votar y lo hizo por sus santos cojones, porque querían hacerlo y les daba igual las amenazas y lo que fuera que quisiera hacer Rajoy para conseguirlo. Lo ganaron aquellas personas que durmieron en los colegios, los que hicieron resistencia pacífica, los que se ayudaron unos a otros hasta el final, para que esta votación pudiera salir adelante. Lo ganó mi amigo que votó no, mi padre que votó sí, y la mujer de mi padre y su amiga (votando Sí y No, respectivamente) fundidas en un abrazo tras haberse realizado el recuento con éxito. En definitiva, lo ganamos todos, porque así lo quisimos.
Por otro lado, hasta los cojones de la España del a por ellos, de la España que nos quiere pero nos quiere sometidos. Esa España que nunca se va a molestar en amar realmente al país de todos y que ama únicamente al país que a el le gusta. Eso no es ser patriota, eso es ser un mierdas, y por gente así, es por lo que el independentismo ha crecido tanto. Se han destapado como la escoria que son, escoria que se alegraba de ver todo lo que se llegó a ver ayer, qué veían comprensible pegar palos a gente que protestaba de forma pacífica. Ahí os cunda vuestra unidad de España, de esa España que tanto os gusta a vosotros y que tanta vergüenza está generando.
Quisiera destacar a la otra España también. Todas esas personas que pese a poder ver de otro modo lo que está aconteciendo aquí (a nivel político), condenan la violencia ejercida contra personas pacíficas, esas personas que reniegan del a por ellos, que hoy sienten una profunda vergüenza de su presidente y de sus cuerpos policiales. Supongo que con vosotros sí que podría haber diálogo. Es una pena que la España de los referéndums que atentan contra la democracia esté tan extendida y ostente tanto poder, por ellos, y no por vosotros, es por lo que apoyo todo este proceso. Estoy cansado.